Mi corazón
se resiste a brincar
la cuerda de su tímida existencia,
la cual cede ante la frustración y el desánimo.
Mi alma se aferra
al mástil de sus venas,
y el rostro de Fernandita
ilumina mis tardes serenas.
Mis pies congelados y taciturnos
lloran en sus tumbas,
botas añejas les hacen fuerza,
y los oprimen cual líderes eclesiásticos,
quienes, con su derecho canónico en mano,
y sus falsas promesas,
trasquilan a mi pueblo de ovejas,
ofreciendo una salvación que yace muerta.
Que bonito Padre, gracias por compartir.
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Gracias amigo Julio César. Poesía es sinónimo de Verdad, de alegría en los huesos y de creativa soledad. Poesía es la del Nazareno orando, mientras va subiendo por los verdes hombros de los montes plácidos de la Baja Galilea, su zona natal.
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