Mis pulmones,
globos eternos, sin parar
me propinan oxígeno,
es la ruah Adonay
que besa mi alma
con abrazos místicos.
Vivir, nada más,
mientras se desliza
el arroyo mestizo
por la epidermis
asida a mi esqueleto.
Dios, amante y amigo,
cuando me llames
a tu dignísima presencia,
no mires mis yerros,
contempla, más bien, mis venas,
salpicadas de cicatrices,
llanto, sueños y desvelos.
Y recíbeme en tus brazos:
es lo único que deseo.
¡Amén!
Qué bello. 🌹🙏
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Muchas gracias Poetas en la Noche. Un abrazo místico
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